El trasplante de la médula ósea podría poner
fin a la necesidad de un tratamiento inmunosupresor de por vida.
Elie Dolgin
Elie Dolgin
[ Los individuos trasplantados de riñón han
de tomar medicamentos inmunosupresores durante el resto de su vida para
prevenir el rechazo del órgano. ]
El rechazo del injerto es una complicación
común, y a menudo mortal, en individuos transplantados. Los rechazos se
producen cuando las células del sistema inmune de un donante atacan el tejido
del receptor no compatible.
Actualmente, los investigadores se las han ingeniado para sustituir por completo las células madre derivadas de la médula ósea procedente de donantes no compatibles sin causar rechazo de injerto en el receptor. Y, gracias a esto, los receptores también podrían aceptar riñones de los mismos donantes sin la necesidad de medicamentos que supriman su sistema inmune.
Actualmente, los investigadores se las han ingeniado para sustituir por completo las células madre derivadas de la médula ósea procedente de donantes no compatibles sin causar rechazo de injerto en el receptor. Y, gracias a esto, los receptores también podrían aceptar riñones de los mismos donantes sin la necesidad de medicamentos que supriman su sistema inmune.
“El resultado ha sido increíble”, comentó
Lindsay Porter, de 47 años y residente en Chicago, con riñón poliquístico y que
fue una de los sujetos del estudio. Lindsay estuvo sin fármacos
inmunosupresores durante siete meses. “Me siento tan normal que parece como si
esto no fuese importante.”
Sin embargo, de acuerdo con los expertos en la materia, los hallazgos publicados en Science Translational Medicine son un gran avance1. “Es un poco difícil de creer –afirmó Tatsuo Kawai, cirujano de trasplantes en el Hospital General de Massachusetts, Boston, quien escribió una editorial acompañando a la publicación–. Es casi de sentido común el rechazo del injerto en los individuos no emparentados.”
Sin embargo, de acuerdo con los expertos en la materia, los hallazgos publicados en Science Translational Medicine son un gran avance1. “Es un poco difícil de creer –afirmó Tatsuo Kawai, cirujano de trasplantes en el Hospital General de Massachusetts, Boston, quien escribió una editorial acompañando a la publicación–. Es casi de sentido común el rechazo del injerto en los individuos no emparentados.”
Facilitar la tolerancia:
El último estudio parte de trabajos comenzados hace catorce años por Kawai y sus colegas, cuando se puso en marcha el primer ensayo clínico que trató de utilizar médula ósea para inducir tolerancia inmunológica en pacientes receptores de trasplante renal y evitar los efectos secundarios, y a veces peligrosos, del tratamiento de por vida con terapias inmunosupresoras.
Trabajando en primer lugar con hermanos con un sistema inmune perfectamente compatible y posteriormente con donantes-receptores coincidentes, los investigadores demostraron que la mayoría de los individuos podían alcanzar con éxito una función renal estable y dejar de depender sin problemas de fármacos inmunosupresores; en uno de los casos hasta un máximo de nueve años. Sin embargo, los sujetos del estudio sólo mantuvieron niveles detectables de la médula ósea trasplantada durante unas pocas semanas y el protocolo no funcionó para todos. Algunos investigadores especularon que el mantenimiento de altos niveles de células inmunitarias de los donantes durante más tiempo podría ayudar a mejorar la tasa de éxito.
En el último estudio, un equipo dirigido por Suzanne Ildstad, directora del Instituto de Terapéutica Celular de la Universidad Louisville, Kentucky, encontró una manera de evitar el rechazo del injerto mediante el uso de un régimen de quimioterapia, radiación y células madre sanguíneas manipuladas para eliminar las que causan el rechazo, pero manteniendo al mismo tiempo células especializadas derivadas de la médula ósea a las de ellos llamaron “células facilitadoras”.
Ildstad y sus colegas informan que cinco de las ocho personas que se sometieron al procedimiento fueron capaces de detener por completo el tratamiento inmunosupresor al año del trasplante de riñón y de células madre, y cuatro de ellas procedían de donantes no emparentados. Cabe destacar que todos estos pacientes mantuvieron en su totalidad el sistema inmunológico derivado de sus donantes sin signos de rechazo. Ildstad y su equipo han tratado desde entonces a siete personas más. “Seguimos viendo buenos resultados”, comentó.
Podría ser prematuro, sin embargo, asegurar
que los participantes del ensayo se encuentran fuera de peligro. “La pregunta
es si estos pacientes permanecerán libres de rechazo –comentó David Sachs,
director del Centro de Investigación de Biología de Trasplantes del Hospital
General de Massachusetts–. Esperamos que sea así, pero es un poco pronto para
afirmarlo.”
Más allá de los trasplantes de órganos, muchos expertos piensan que este protocolo podría emplearse para tratar otras enfermedades que requieren trasplantes de médula ósea, pero para las que hay una grave escasez de donantes compatibles. “Esto abre los trasplantes de médula ósea a prácticamente cualquier paciente con una enfermedad hematológica, como la anemia falciforme o la leucemia”, declaró John Tisdale, hematólogo del Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y Sangre de Estados Unidos, en Bethesda, Maryland.
Más allá de los trasplantes de órganos, muchos expertos piensan que este protocolo podría emplearse para tratar otras enfermedades que requieren trasplantes de médula ósea, pero para las que hay una grave escasez de donantes compatibles. “Esto abre los trasplantes de médula ósea a prácticamente cualquier paciente con una enfermedad hematológica, como la anemia falciforme o la leucemia”, declaró John Tisdale, hematólogo del Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y Sangre de Estados Unidos, en Bethesda, Maryland.
No está claro si el secreto de la receta de Ildstad está en “las células facilitadoras” o en el calendario de administración de un fármaco quimioterápico, en particular la ciclofosfamida, que se utiliza para prevenir el rechazo del injerto. “Las células facilitadoras añaden un nivel adicional de complejidad que puede no ser necesario”, comentó Tisdale. La pregunta es difícil de responder, ya que todos los sujetos a estudio recibieron estas “células facilitadoras”.
Además, tanto las propias células como el
método utilizado para aislarlas permanece envuelto en un velo de secreto ya que
Ildstad está buscando una forma de comercializar esta técnica a través de una
empresa que ha fundado llamada Regenerex, con sede en Louisville. “Es difícil
evaluar algo que no proporciona la metodología clave –comentó Megan Sykes,
directoar del Centro Columbia de Inmunología Translacional en la Universidad de
Columbia en Nueva York–. Nadie está muy seguro de lo que son estas células.”
Fuente: Nature
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