Tener su cara reconstruida
a base al rostro de otra persona ahora es una realidad alcanzable
Tener la cara
reconstruida desde los huesos, los vasos sanguíneos y los músculos en base al
rostro donado por otra persona ahora es una realidad alcanzable.
Esos procedimientos parecen convertirse en mucho más comunes en gran
parte gracias a un esfuerzo de investigación del Pentágono que ha impulsado un
importante programa de trasplante de cara en la Universidad de California
en Los Ángeles (UCLA).
Desde 2008, se han destinado más de 250 millones de dólares en la
investigación de los procedimientos de trasplantes de cara y medicina regenerativa,
destinados para tratar más eficazmente los veteranos de las guerras de Irak
y Afganistán. Hasta ahora cinco trasplantes de cara se han
realizado en Estados Unidos.
Las operaciones se basan en el siguiente esquema. Cirujanos empiezan eliminando las partes dañadas de la cara de un
paciente y luego las reemplazan con piezas extraídas de un donante. Por lo general, eso significa la nueva
piel, la grasa, los músculos, los tendones e incluso los huesos. El
procedimiento que puede superar las 24 horas también supone conectar
cuidadosamente los nervios y los vasos sanguíneos de la cara del donante a la
del paciente. Con el tiempo y la
rehabilitación, los pacientes idealmente experimentan sensaciones y la
movilidad de un rostro sano.
Al mismo tiempo, puede ser
extremadamente difícil encontrar el donante adecuado para un paciente. "Tienen que coincidir en la edad, el
tipo de sangre, tipo de piel, el género", dijo el doctor Kodi Azari,
jefe de trasplantes de reconstrucción de la UCLA. "Un paciente puede estar listo y dispuesto, pero pueden pasar años
antes de que un donante se presente".
El procedimiento
tiene implicaciones para toda la vida. Los pacientes necesitan años de terapia de rehabilitación para lograr la docilidad de
los movimientos tales como la masticación y deglución, además de medicamentos
inmunodepresores para prevenir el rechazo del tejido extraño. Luego están
las consideraciones psicológicas: los pacientes tienen que adaptarse a un nuevo
conjunto de características faciales: a menudo un híbrido de la cara anterior y
la de un donante se convierte en un peso psicológico.
Además existen dificultades administrativas ya que hasta el momento no
se crearon bases de datos de donantes potenciales.
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