Translate

jueves, 23 de agosto de 2012

Descubren en Asia una rara enfermedad similar al sida. Se desconoce la causa de la enfermedad, pero los expertos sostienen que no parece ser contagiosa




Un grupo de investigadores identificó una nueva enfermedad en decenas de personas nacidas en Asia, cuyos síntomas son similares a los del sida, aun cuando los enfermos no están infectados con el VIH.

Esta es otra clase de inmunodeficiencia adquirida que no se hereda y ocurre en adultos, pero no se propaga de la manera como lo hace el sida mediante un virus, explicó la doctora Sarah Browne, una científica del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que dirigió una investigación publicada esta semana en la revista New England Journal of Medicine.

Con la colaboración de un grupo de investigadores, Browne realizó un estudio en el que participaron más de 200 personas de Tailandia y Taiwán, donde se han detectado la mayoría de los casos desde 2004. Constataron que este nuevo síndrome de inmunodeficiencia se desarrolla en etapas avanzadas de la vida, pero desconocen cómo y por qué.

Detallaron que la edad media de los enfermos era de 50 años y subrayaron que no es característica de grupos familiares, lo que hace improbable que la causa sea genética. Los sistemas inmunológicos de los pacientes quedaron dañados, lo que los dejó incapaces de defenderse de los gérmenes como lo haría una persona sana.

Además, Browne señaló, sin dar cifras, que algunos pacientes murieron de infecciones abrumadoras, entre ellos algunos asiáticos que residían en EE.UU. A diferencia del virus del VIH, causante del sida, la nueva enfermedad no afecta a los linfocitos T. Sin embargo, provoca otro tipo de daño en el sistema inmunológico.

La mayoría de los enfermos elaboraban sustancias denominadas “auto anticuerpos” que bloquean el interferón gamma, una señal química que ayuda al cuerpo a deshacerse de las infecciones. Al bloquear esa señal, las personas quedan vulnerables a hongos, virus y parásitos, pero especialmente a micobacterias o mycobacterium, que pueden ser agentes causales de la tuberculosis y afectar gravemente a los pulmones.

Dado que casi todos los pacientes detectados hasta el momento son asiáticos o personas nacidas en Asia, los factores genéticos o ambientales podrían activar la enfermedad, concluyeron los investigadores.

lunes, 6 de agosto de 2012

Una impresora 3D le ha dado “brazos mágicos” a una niña nacida con artrogriposis múltiple.


 Los creadores aseguran que el uso de estas tecnologías determinará el futuro en esta rama de la ciencia médica


Emma nació con artrogriposis múltiple congénita (AMC), una rara enfermedad que se presenta con rigidez congénita de una o más articulaciones causada por la hipoplasia de los músculos ubicados en la región, así como también por anquilosis fibrosa incompleta, es decir que el endurecimiento de la articulación queda incompleto. Así mismo, trae consecuencias tales como la luxación de caderas y demás articulaciones. La Artrogriposis ocasiona que los brazos roten hacia dentro, mientras que las piernas lo hacen hacia afuera; los codos y rodillas quedan sin flexibilidad de extensión; las muñecas y dedos están flexionados. que paraliza las articulaciones y extremidades.

Debido a esta condición, esta niña de dos años de edad no podía jugar con muñecas, llevarse comida a la boca o abrazar a su madre. Esto fue así hasta que los ingenieros estadounidenses del Hospital Nemours/Alfred I. duPont, en Wilmington, la mayor ciudad del estado de Delaware, utilizaron una impresora 3D para crear un exoesqueleto resistente que le ayuda a levantar los brazos. Emma fue capaz de llevarse dulces a la boca por primera vez tras usar el chaleco de apoyo de plástico.


El exoesqueleto robótico de Wilmington (WREX, por sus siglas en inglés) está hecho de láminas de metal con bisagras, bandas elásticas de resistencia y una serie de piezas plásticas impresas en 3D, y fueron bautizados por la misma Emma como sus "brazos mágicos". A diferencia de modelos antiguos, que en su mayoría estaban hechos solo de metal y estaban sujetos a una estructura también metálica que los sostenía, esta nueva generación de exoesqueletos requiere de materiales más ligeros y que además son muy fáciles de reponer, lo cual sustenta la versión de los creadores, que aseguran que el uso de estas tecnologías determinará el futuro en esta rama de la ciencia médica.

Emma fue uno de los primeros pacientes en usar el WREX. Ahora, unos 15 pacientes más del hospital están usando este tipo de chalecos. La facilidad de la impresión en 3D hace que la personalización de piezas sea posible. Cuando se rompe una pieza, las impresoras 3D permiten soluciones rápidas, y si a un niño le queda chico el chaleco, los ingenieros simplemente pueden imprimir partes que se ajusten al crecimiento del menor. "Emma ya creció mucho para su primer chaleco y ahora estamos en el segundo, que está todavía en evolución", dijo la madre de Emma, Megan Lavelle.